La mayoría de los europeos que decidieron vivir un intercambio lingüístico en Reino Unido antes de los 90 cuentan auténticas historias de terror: comidas indigestas y de pésima calidad servidas en habitaciones separadas del resto de la familia, dormitorios helados y sin calefacción, incomunicación… Afortunadamente, los tiempos cambian. A día de hoy, las estancias con familias en el extranjero son experiencias deliciosas, en las que el hogar de acogida tratan de ofrecer lo mejor de sí a su huésped. Padres de cualquier parte del mundo están encantados de pagar hasta 850 euros a la semana a cambio de que su hijo disfrute de una inmersión lingüística en español. Por este dinero, esperan que la familia les ofrezca un dormitorio acogedor y comidas caseras. Como lo lees: el secreto para ser el mejor anfitrión de estudiantes extranjeros son estos dos pilares básicos. Si además se les pueden ofrecer clases particulares de español y excursiones culturales, mejor.
Elena García y José María de Frutos, una pareja de Madrid con un hijo de ocho años, llevan desde 2008 acogiendo a estudiantes de idiomas de otros países. Según nos cuentan, su truco es transmitir tranquilidad al niño el día de su llegada. “Cuando acaba de aterrizar, nuestra prioridad número uno es que se sienta bien, que no estén nerviosos”, explica Elena. “Queremos que se note en su propia casa, que no piense que ha de estar recluido en su habitación. Por eso, según llega, le explico dónde está la nevera, y que puede coger lo que quiera, cuando quiera. Además, el hecho de tener un perro nos ayuda mucho a romper el hielo de las primeras horas”.
Según Susana Blázquez y su marido, Jesús López, de Valencia (quienes[1] llevan alojando a estudiantes extranjeros de entre 13 y 18 años desde 2011), el éxito está en trabajárselo ya meses antes de la llegada. La clave: acoger a huéspedes cuyas aficiones e intereses coincidan con los suyos. “Es importante hacerse una idea de qué es lo que le gusta al niño”, explica. Por ello, suele intercambiarse infinidad de correos con los padres antes de la visita. Para evitar malentendidos, Susana utiliza la red social de estancias lingüísticas Lingoo. “El hecho de disponer de tanta información previa sobre el niño y su familia nos permite ser selectivos a la hora de aceptar una estancia en nuestro hogar. A lo largo del año llegamos a recibir más de 300 solicitudes, pero preferimos aceptar solo las de aquellos cuyos gustos y estilo de vida encajan con el nuestro”.
Patricia está de acuerdo. Es una gran amante del tenis, con lo que está segura de que los chicos de entre 14 y 17 años que decidan pasar unos días en su casa disfrutarán de partidos con ella, su esposo y su hijo. “El año pasado alojamos a un chaval francés durante dos semanas; creo que llegamos a jugar absolutamente todos los días. Me ayudó a estar en forma para la playa”, nos cuenta entre risas.
Las jornadas divertidas, con actividades interesantes que ayuden a los jóvenes a sumergirse en la cultura española y a mejorar el manejo de nuestra lengua son vitales. Pero no hay que olvidar que también es necesario tener un poco de sensibilidad, explica el periodista ya jubilado Alejandro Rodríguez. Él y su mujer, Laura Bárcena, llevan ofreciendo estancias de idiomas a niños a partir de los 11 años desde 2010. “Al principio intentábamos llenar todas las horas del día con actividades culturales e interesantes; pero, con el tiempo, te vas dando cuenta de cuándo al niño le apetece estar solo y, simplemente, no hacer nada. El tiempo libre es tan importante como el de acción”, comenta Alejandro. Además, Laura tiene el certificado que le permite enseñar el español como lengua extranjera, con lo que suele impartir dos horas de clase por la mañana, que combina con excursiones o deporte. Eso sí, nos aclara un punto. “Es importante que las clases no sean como las de una academia; al fin y al cabo, el niño está de vacaciones”.
Como puedes ver, la clave para que la estancia de un estudiante en tu casa sea exitosa está en crear un ambiente acogedor, con reglas claras, un sinfín de oportunidades para que aprenda, pero sin olvidar el ambiente vacacional. Si lo consigues, las estancias de extranjeros en tu casa serán el ingreso extra más divertido que jamás hayas tenido.